AUTOR:GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Erendira era
hija bastarda de Amadís, que murió en un duelo, y nieta de Amadís, que murió
por fiebre. Su abuela, en cambio, era una mujer a la que la vida le había dado
muchas vueltas. Fue así, que antiguamente era una prostituta que gracias a
Amadis, consiguió escaparse de su asesinato. Después de la muerte de los
Amadises, desempleo a sus criadas y convirtió a su nieta en la única sirvienta.
Con todas las tareas que tenía, la abuela le añadía más y más, hasta que al
final terminaba rendida del sueño. Medio dormida por los quehaceres habituales,
se tendió en la cama dejando un candelabro encendido, al que después el viento
conseguiría derribar.
La desgracia
le llegó al día siguiente, cuando los daños eran infinitos y no le quedaría
vida para pagárselo. Así comenzó a prostituirse, obligada por la abuela. Cuando
no hubo más hombres en el pueblo, se trasladaron a un pueblo mediante la
prostitución de Eréndira. Decidieron quedarse en el pueblo donde un cartero
transmitiría la nueva llegada, por ello esperó a nuevos clientes.
Nuevo
traslado, gracias al dinero conseguido, y nuevos clientes, incluido a Ulises.
Un chico simpático que conoció una noche y al que se entregó sin dinero alguno.
Al día
siguiente, unos misioneros salvaron a Eréndira de las garras de su abuela.
Estuvo varios días en el convento hasta que llegó a ser feliz. En cambio, la
abuela esperó hasta el domingo de Pentecostés, recurriendo incluso al alcalde y
al senador, en el cual los misioneros venían con concubinas embarazadas para
casarlas obligatoriamente con los hombres que las habían dejado en cinta. La
abuela aprovechó y pagó a un joven para que se casara con su hija y pudiera
salir del convento. En la boda, la niña admitió que se quería ir, pero con su
abuela.
En su casa,
Ulises pensaba en Eréndira, cosa que se dio cuenta su madre, hasta que una
noche decidió escaparse e ir a por ella. Viajó incansablemente por muchos
pueblos, los cuales no sabían nada del paradero de ésta. Pasó poco tiempo,
cuando se encontraron y decidieron fugarse. Al acostar a su abuela y al
escuchar el canto de una lechuza, trampa del joven, huyeron frente a los ojos
del que no fue delator: el fotógrafo. Transcurrió poco tiempo desde que se
escaparon hasta que les alcanzaron.
Ya, en la
frontera, se encontraban Eréndira y su abuela, donde las filas de hombres eran
infinitas. Allí se encontraban todos, Blacamán el Bueno, la mujer araña…la
furia de las mujeres del pueblo despertó y como un perro, atada a la cama, la
sacaron a la calle desnuda, hasta que alguien la tapó. Su nuevo viaje hacia el
mar, comenzó cuando la abuela rebosaba de dinero. Al llegar al mar, comenzaron
los sueños de la abuela sobre la grandeza del futuro de Eréndira. Pero otro
acontecimiento desastroso sucedió. Ella sólo quería ver a Ulises, quien sin
despedirse de sus padres de muy buenas formas, partió hacia ella. Al verle,
Eréndira le pidió que matara a su abuela.
A la mañana
siguiente, Ulises hizo una tarta en la cual había veneno. Se la dio a la abuela,
quien, encantada, la recibió sin preocupaciones. Después de comérsela entera,
durmió como siempre. Solo cambiaron algunas órdenes y poco más. Posteriormente,
Ulises intentó otro intento nuevo: la puso una bomba en el piano. Esto sólo
trajo más deuda para Eréndira. Sin soportar el rechazo de ella, Ulises, cogió
un cuchillo y en una dura batalla, después de asestarle varias puñaladas, mató
a la abuela. Y Eréndira, cogió los lingotes de oro y corrió hacia la libertad.
me parece interesante el texto porque nos damos cuenta de que no todas las abuelas nos quieren lo lastimoso fue que solo al final erendida pudo ser libre después de como la trataba y la vendia su abuela...
ResponderEliminarjhon morales 6a