LA GUERRA DE LOS GERMENES.
LA HIGIENE Y
SALUD.
Hagamos de
la higiene un hábito para alcanzar una vida feliz y plena.
La higiene
es una de las mejores formas de estar saludables y sanos, pero para ello es
necesario prestar atención a los cambios corporales, olores y sudor. Esta
observación nos ayudará a eliminar posibles gérmenes que provocan mal olor en
nuestros cuerpos.
Mantener la higiene es importante no sólo para prevenir infecciones o
inflamaciones, e incluso enfermedades, como también para que nos sintamos más
seguros de nosotros/as mismos.
Una
definición más científica afirma que “la Higiene es el conjunto de
conocimientos y técnicas que deben aplicar los individuos para el control de
los factores que ejercen o pueden ejercer efectos nocivos sobre su salud”.
Sus
objetivos principales son mejorar la salud,
conservarla y prevenir las enfermedades. Esto implica:
1. Limpieza,
aseo de lugares o personas o partes genitales
2. Hábitos que favorecen la
salud.
3. Parte de la medicina, orientada a favorecer hábitos saludables,
en prevención de enfermedades.
4. Reconocimiento, evaluación y control de
aquellos factores y tensiones ambientales que surgen en el lugar de trabajo y
que pueden provocar
enfermedades, quebrantos de salud, quebrantos de bienestar,
incomodidad e ineficacia de los trabajadores y los ciudadanos.
5. La
higiene personal es la parte de la medicina que trata de los medios en que el
hombre debe vivir y de la forma de modificarlos en el sentido más favorable
para su desarrollo.
En el año
2000, un informe publicado por la entidad de la Organización de Naciones Unidas
para la Infancia UNICEF titulado "School Sanitation and Hygienes
Education" reveló que una tercera parte de la población mundial –2400
millones de personas- tenía dificultades para el acceso a la satisfacción de la
higiene básica. Según la entidad, los niños son los más vulnerables a esta
situación, factor que impidió detener el avance de algunas enfermedades
relacionadas con la ausencia de limpieza. Lo más interesante de este informe
radica no sólo en la relación inversa que existe entre pobreza e higiene.
Lo realmente revelador es que la entidad comprende que la solución de los
problemas higiénicos no está determinada, exclusivamente, por la inversión en
infraestructura básica de saneamiento ambiental (agua potable, sistemas de
acueducto y alcantarillado), sino por una educación integral. La educación,
según UNICEF, debe tener dos ejes centrales de desarrollo: el hogar y la
escuela. El hecho que estos núcleos puedan tener una misma orientación en esta
materia es el primer paso para que los niños empiecen a crear hábitos de
limpieza. Debemos ser higiénicos:
• Con el
baño o aseo personal• Con los alimentos• Con los animales que tenemos de
mascota• Con la ropa y los juguetes • Con el ambiente
Más de la
mitad de todas las enfermedades y las muertes en la primera infancia tienen
como causa los gérmenes que se transmiten por falta de higiene, por vía bucal a
través de la ingestión de alimentos o de agua o debido a unas manos sucias.Existen
seis consejos prácticos para tener éxito en la tarea de mantenernos
higienizados:
1. Como padres debemos dar el ejemplo. Como referentes naturales de los
niño/as debemos tener un hogar limpio y aseado. Además hay que mostrarles cómo
nos lavamos los dientes pidiéndoles su compañía en el baño, explicándoles qué
es lo que estamos haciendo, para qué sirve el cepillo y la pasta dental
.
2.
Debemos inculcarles hábitos desde temprana edad. Un niño/a siempre va a
entender más de lo que puede expresar, por eso es necesario que los padres
estemos constantemente especificando el porqué de cada acción higiénica y los
beneficios sanitarios que reporta.
3. Regularidad. Los hábitos deben
crearse a diario y manifestarse en cada aspecto de la vida cotidiana. En este
caso debemos armarnos de paciencia porque los resultados de nuestro trabajo no
se verán de inmediato, sino a largo plazo. Lo ideal es que las instrucciones
que reciban los niños/as sean lo más simples posible. La complicación o
perfeccionamiento deben ser paulatinos.
4. El niño/a debe contar con un
ambiente preparado. Los artículos de aseo deben estar al alcance de los
niños/as. La pasta dental no puede estar guardada en una repisa con llave, debe
existir siempre papel higiénico disponible, etc. Si las condiciones no están
dadas para que el infante realice sus labores de aseo aparecerá la
desmotivación. El niño/a debe tener sus propios elementos higiénicos para que
cuide de ellos y sepa en qué lugar se encuentran.
5. Cada momento de aseo
debe ser grato. Jamás hay que decir "lávate el pelo porque si no te
voy a castigar sin televisión". Por el contrario, es mejor mostrar el lado
positivo de la acción: "que agradable es tener el pelo limpio".
Relacionando este punto con el ejemplo que debemos dar como padres, es
importante que cuando nos aseemos demostremos el placer que produce para que
nuestros hijos/as vinculen la acción con un bienestar.
6. Hay que ser
creativo. Si un método de creación de hábitos higiénicos no da resultados
no hay que desesperarse, mucho menos caer en la reprimenda, es mejor buscar
otro sistema. En el caso tengamos más de un hijo/a, un sistema que dio óptimos
resultados con el mayor, no siempre será igual con el menor, en tal caso
debemos tener la capacidad, y por sobre todo la paciencia, de innovar.